02/04/2025
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He visto muchas «suicidarse» por diversas razones, pero a menudo también porque sus empleados (en este caso ya no podemos hablar de «talento») habían perdido el gusto por el esfuerzo.
Sin esfuerzo no hay progreso, no hay victorias. El esfuerzo da satisfacción.
¿Qué está pasando hoy en día en muchas empresas? ¿Por qué tantas personas están perdiendo ese impulso vital, ese afán de superación?
Los neuropsicólogos confirman cada vez más que el cerebro humano favorece el menor esfuerzo:
Menos esfuerzo físico
Los adolescentes de hoy en día han perdido ¼ de su capacidad pulmonar en comparación con los adolescentes de los años 90. - Olivier Babeau
Menos esfuerzo en el trabajo
Una media de 630 horas al año en Francia, frente a 895 horas en Suiza y 730 horas en Alemania.
Demasiados candidatos piensan hoy que el éxito llega sin esfuerzo. Afortunadamente, esta mentalidad no es compartida por todos, ni en todos los países, donde observo que el deseo de progresar sigue intacto, como en Asia por ejemplo.
Menos esfuerzo intelectual
En algunos países, el nivel medio de educación está descendiendo, con todas las consecuencias que ello implica para el futuro (no tan futuro, por desgracia) en términos de falta de recursos intelectuales y habilidades que todos los países necesitan para hacer frente a los retos del siglo XXI.
Los estudios empiezan a señalar al smartphone como la causa de la reducción de nuestra capacidad cerebral.
Por último, el declive de la lectura, con el esfuerzo que requiere, está conduciendo a un empobrecimiento del pensamiento.
Menos esfuerzo parental
Es difícil tener hijos cuando quieres centrarte en ti mismo.
En España, la tasa de natalidad ha caído hasta 1,16 hijos por mujer en 2023, un descenso del 34,1% desde 2008.
¿Cómo recuperar este gusto por el esfuerzo en las empresas?
A principios del siglo XXI, los empleados existían principalmente a través de la empresa, adaptándose al grupo. Atrás quedan los tiempos en los que había que respetar la jerarquía, tener paciencia por esperar ascenso deseado... No hay más que ver sus peticiones a la carta en cuanto a horarios, o los que quieren venir a trabajar con su perro...
Disfrutar es el objetivo número uno, y sobre todo disfrutar desde el primer momento. En realidad, sólo la paciencia de aprender el oficio.
Una vez más, menos esfuerzo. Cuando las cosas se ponen difíciles, cada vez más empleados se rinden y siguen adelante sin pensar en el futuro. El compromiso ya no cuenta; su único compromiso es con el momento.
En este sentido, no me gusta el lunes por la mañana porque es el momento favorito de algunos empleados para decirte que han reflexionado durante el fin de semana y que quieren dejar la empresa porque los objetivos a alcanzar son demasiado altos y exigentes... Cuando digo que han reflexionado, estoy siendo demasiado amable: se han pasado 4 horas en TikTok y llegan el lunes por la mañana concluyendo que la vida virtual mola mucho más que la vida real de la empresa. La fiabilidad del talento: una habilidad que se ha vuelto escasa.
Así que para responder a la pregunta original:
- Restablecer una cierta disciplina, la disciplina del ejemplo. Todos los deportistas les dirán que los logros y la victoria se consiguen mediante un esfuerzo intenso y disciplina. Lo mismo ocurre en la empresa, aunque sé que este discurso corre el riesgo de hacerme parecer un reaccionario peligroso.
- Convencer a los empleados para que redescubran el gusto por la lectura y la reflexión, y se liberen poco a poco de esta adicción letal a las pantallas. Dejar poco a poco su chute diario de dopamina con la civilización del vídeo. Pasar de la pasividad ante una película o vídeos cortos a la reflexión y la memoria, y finalmente redescubrir el gusto por el esfuerzo, la dificultad y la autorrealización.
- Restablecer una cultura de colaboración entre los distintos talentos de una empresa.. Restablecer los buenos modales para que esos mismos talentos dejen de centrarse únicamente en sí mismos.
- Rearmar a los empleados para que soporten mejor los altibajos de la vida y del mundo empresarial, así como las opiniones divergentes.
- Reaprender a apuntar alto, a alcanzar las estrellas. ¿Acaso el mayor placer no es el de la conquista?
- Volver a enseñar a los empleados a no hacer nada entre 2 tareas: por no hacer nada me refiero a soñar, hablar, descansar, desarrollar un plan, crear... en lugar de agarrar el smartphone cuando tienen un momento libre para apresurarse a ver contenidos atractivos o estúpidos.
- Estimula el deseo de triunfar con proyectos concretos que sólo pueden lograrse con pasión, tenacidad y colaboración.
En resumen, necesitamos rehabilitar urgentemente el esfuerzo, el mérito y el coraje antes de que todo el mundo caiga en la depresión, porque existe una correlación real entre esfuerzo y depresión. Es un verdadero reto al que se enfrentan todas las civilizaciones, pero también las empresas humanas, sobre todo a medida que la IA generativa nos lleva un paso más hacia una facilidad cada vez mayor.
PS: Gracias a los que han hecho el esfuerzo de leer hasta el final :)
Charles-Henri Dumon
CEO Morgan Philips Group